Opiniones periodísticas

Cena sensorial en el Restaurante Marixa de Laguardia
Sinfonía de sabores, olores, texturas y sensaciones

Lo cierto es que cuando me plantearon participar de esta singular experiencia tuve mis dudas. Soy de esas personas para las que el ver lo que come es importante. En cualquier caso, estaba segura que la cocina del Marixa no me defraudaría tanto viéndola como sin saber lo que tenía en el plato. Así que como la experiencia fue inolvidable me he puesto a completar este texto porque siempre me gusta poner negro sobre blanco mis experiencias.
Por eso he pensado compartir mis reflexiones con las personas que visitan este blog.
Permitidme en principio que el relato de la llegada y los detalles adicionales los comente de manera cronológica.

Viernes 4 de Mayo- 21,30 h.
Somos trece personas las que nos damos cita en la recepción del Hotel Restauranta Marixa de Laguardia. A algunos de los comensales los conozco a otros no. En cualquier caso enseguida se crea un ambiente de camaradería de gente que va a compartir mesa y mantel y en este caso también antifaz. Nos reciben con una copa de champagne que degustamos antes de entrar al comedor. El ambiente es de expectación ante una experiencia nueva. Todo el mundo comenta lo que nos espera, si vamos a poder aguantar ocho platos con el antifaz puesto etc.
Crisobela y Maria nos acompañan ya con el antifaz , al comedor. Nos instalan en la mesa y nos explican donde tenemos los cubiertos (no hay cuchillos), la servilleta, el pan ………
Nos entregan una libreta y un bolígrafo para ir apuntando nuestras sensaciones. Es divertido, ver al final lo que hemos escrito a ciegas y difícil entender lo que pone. De cualquier modo algo de lo que escribí me sirve para recordar los primeros momentos. Cuando llega el primer plato escribí por ejemplo “comienzan a despertar mis sentidos, olfato, oído, gusto y tacto”. Una exquisitez que se deshace en la boca me provoca una sensación diferente a comer sabiendo lo que tienes delante. Se producen comentarios de lo que puede ser lo que estamos comiendo y comienzan también las divagaciones de cual puede ser el vino que estamos tomando. Tengo que remarcar que se trata de maridar buenos vinos con la mejor gastronomía. Y se consigue a la perfección. Bueno! Es una dinámica que se sigue en los ocho platos que nos sirven, por cierto a una temperatura perfecta, porque es verdad que con los ojos tapados el temple de los platos es importante.

Se producen situaciones divertidas como cuando alguien propone un brindis en el que el encuentro con la otra copa brilla por su ausencia y lo que encuentras es la cara de la persona que tienes al lado. Después cuando te quitas el antifaz en un ambiente iluminado con velas, sales de alguna manera del mundo tan especial en el que has estado metido a lo largo de dos horas y media.
A lo largo de ocho platos en los que hemos podido degustar las exquisiteces preparadas en la cocina del Marixa dirigida por Asier y Mari Jose a los que felicito desde aquí la cena “a ciegas” ha resultado una experiencia inolvidable y divertida. Desde aquí os animo a que la compartáis con vuestros amigos, porque las van a organizar los primeros viernes de cada mes.